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Ambos tipos de juego tiene la misma raíz y un árbol genealógico de muy
vasta ramificación. Una profunda y minuciosa investigación ha dado con una media docena de diferentes juegos en los cuales hay aspectos que remiten el origen y desarrollo histórico del fútbol. Evidentemente, a pesar de las deducciones
que se hagan, dos cosas son claras: primero, que el balón se jugaba con el pie
desde hacía miles de años y, segundo, que no existe ningún motivo para
considerar el juego con el pie como una forma secundaria degenerada del juego
"natural" con la mano.
Todo lo contrario: aparte de la necesidad de tener que luchar con todo
el cuerpo por el balón en un gran tumulto (empleando también las piernas y los
pies), generalmente sin reglas, parece que, desde sus comienzos, se consideraba
esta actividad como extremamente difícil y, por lo tanto, dominar el balón con
el pie generaba admiración. La forma más antigua del juego, de la que se tenga ciencia cierta, es un manual de ejercicios militares que remonta a la China de la dinastía de Han, en los siglos II y III AC.
Se lo conocía como "Ts'uh Kúh", y consistía en una bola
de cuero rellena con plumas y pelos, que tenía que ser lanzada con el pie a
una pequeña red. Ésta estaba colocada entre largas varas de bambú, separadas por una
apertura de 30 a 40 centímetros. Otra modalidad, descrita en el mismo manual,
consistía en que los jugadores, en su camino a la meta, debían sortear los ataques de un rival, pudiendo jugar la bola con
pies, pecho, espalda y hombros, pero no con la mano.
Del Lejano Oriente proviene, mientras tanto, una forma diferente: el
Kemari japonés, que se menciona por primera vez unos 500 a 600 años más tarde,
y que se juega todavía hoy en día. Es un ejercicio ceremonial, que si bien
exige cierta habilidad, no tiene ningún carácter competitivo como el juego chino, puesto que no hay lucha alguna
por el balón. En una superficie relativamente pequeña, los actores deben
pasárselo sin dejarlo caer al suelo.
Mucho más animados eran el "Epislcyros" griego, del cual se
sabe relativamente poco, y el "Harpastum" romano. Los romanos tenían
un balón más chico y dos equipos jugaban en un terreno rectangular, limitado
con líneas de marcación y dividido con una línea media. El objetivo era enviar
el balón al campo del oponente, para lo cual se lo pasaban entre ellos,
apelando a la astucia para lograrlo. Este deporte fue muy popular entre los
años 700 y 800, y si bien los romanos lo introdujeron en Gran Bretaña, el uso
del pie era tan infrecuente que su ascendencia en el fútbol es relativa
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